El ascender a un puesto de trabajo que demande la dirección de un equipo es un objetivo que cada uno de los profesionales orientados a la autorrealización tiene planeado, el conseguirlo por primera vez genera un alto nivel de satisfacción debido al logro, novedad, importancia y desarrollo. Tal y como mencionan Tacy M. Byham y Richard S.Wellins, autores del libro “Tu primer trabajo como líder”, “la transición hacia un puesto de liderazgo es uno de los cambios más desafiantes de la vida”.
Ya tenemos claro que es algo que deseamos y que es muy importante para nuestro desarrollo profesional, pero ¿Estamos listos para afrontar esta responsabilidad?, ¿Sabemos cómo proceder ante cada situación? Y lo más importante ¿Qué impacto tendrá este nuevo reto en nuestro ámbito profesional, personal, familiar y social?
Bien, antes de responder estas preguntas analicemos un poco el contexto, la consultora Development Dimensions International (DDI) en un estudio que realizó manifiesta que solo 1 de cada tres profesionales siente que lidia de forma eficaz con la transición de ser miembro de un equipo de trabajo a ser un líder. Por otro lado, la misma consultora menciona que generalmente a un líder nuevo le toma entre 6 a 12 meses el poder adaptarse al cargo completamente.
Por lo señalado anteriormente podemos decir que si bien es cierto es una etapa que deseamos mucho, debemos tener en cuenta todos los factores nuevos que vienen con ella, por ejemplo, las personas que conforman el equipo de trabajo, diferencias de pensamiento, criterios de solución de problemas, toma de decisiones etc.
Entonces como afrontar esta nueva etapa de crecimiento profesional, pues en primer lugar saber que tan capacitado técnicamente me encuentro, es decir, que tanto conozco de los procesos internos de la organización y que tan bien hago mi trabajo. Seguido a esto analizaremos nuestras habilidades blandas, que tan bien me desenvuelvo con mis compañeros de trabajo, que tanto me comunico, que tanto influyo en otros, que tan bien afronto las situaciones estresantes y sobre todo que tanto motivo a los demás. Estas dos grandes dimensiones son las que generalmente repercuten más en nuestro desempeño laboral.
Es por esto que el impacto que genere esta nueva etapa en nosotros es directamente proporcional al resultado del trabajo como líder, es decir si fracasamos generaremos desmotivación, resistencia al cambio, inseguridad, preocupación y desconfianza. En caso contrario generaremos motivación, proyección, flexibilidad, seguridad y confianza. Esto principalmente se debe al trabajo directo con personas ya que como bien sabemos, todos son distintos, tienen pensamientos diferentes, sus experiencias no son igual, es por esto que es un verdadero reto afrontar el liderazgo de un equipo de trabajo.
Entonces ¿Cuál es la mejor manera de llevar un proceso de liderazgo y que impacte positivamente en mi desarrollo profesional?, pues bien, French y Bell mencionan que “El liderazgo es un proceso altamente interactivo y compartido, en éste los miembros de todos los equipos desarrollan habilidades en un mismo proceso; implica establecer una dirección, visión y estrategias para llegar a una meta, alineando a las personas y al mismo tiempo motivándolas”. Podemos decir entonces para que nuestro proceso sea satisfactorio debemos de centrarnos en nuestras habilidades sociales siendo más interactivos con los demás y sobre todo dándoles la importancia que requiere cada uno de nuestro equipo, mientras voy fortaleciendo mis competencias y llenándome de seguridad para que cuando me toque desempeñarme como líder pueda ocuparme de brindarles un objetivo y una visión a través de la motivación.
Ps. KENYO MAQUE AYMA
Equipo de CDH Sede Arequipa
25 de abril del 2022